martes, 29 de mayo de 2012

¿El deporte al servicio del cuerpo o el cuerpo al servicio del deporte?

Es muy frecuente escuchar que aquellas personas que practican algún deporte, tienen un mejor estado físico. Sin duda, la práctica frecuente de un deporte mejora el sistema cardio-respiratorio, mejora el sistema digestivo, previene (o reduce) la hipertensión arterial  y aporta innumerables beneficios a nuestra calidad de vida.

Sin embargo, al mismo tiempo, es igualmente frecuente escuchar que quienes practican algún deporte suelen sufrir de lesiones durante la práctica del mismo. Muchas veces, estas lesiones son relativizadas y entonces el deportista vuelve a la carga con su codo de tenista, su ciática, su tendinitis de bíceps, anestesiado por algún analgésico que le permite realizar la actividad sin problemas aparentes. Como el síntoma no mejora, si no que por el contrario, se incrementa, la fórmula del analgésico y a veces una rápida rutina de precalentamiento, pasan a ser la receta de cabecera. En muchos de estos casos, no hay consulta al médico hasta que el dolor se hace realmente insoportable y ya ni siquiera el analgésico logra taparlo.

Pero vayamos al punto de interés: ¿qué es lo que ocurre mientras tanto en el resto del cuerpo? Ocurre que cuando un músculo no puede ejercer su función correctamente (ya sea porque esté agotado, debilitado o lesionado), otro viene en su reemplazo. Esta función es involuntaria, eso significa que aunque nosotros queramos evitarlo, nuestro sistema neurovegetativo decide, en base a lo que considera que es más económico en cuanto a gastos de recursos, quién ocupará esa función. Cuando esto sucede, entonces, todo nuestro organismo está realizando una serie de compensaciones musculares encadenadas, ya que cuando un músculo tiene que ocuparse de realizar una tarea que no es originalmente la suya, es más que seguro que también sufrirá consecuencias, se volverá más tónico y por lo tanto, más corto, lo cual generará limitación en el movimiento y por lo tanto, si seguimos la cadena, será otro músculo quien venga a socorrerlo cuando no dé abasto con el movimiento que se propone llevar a cabo. En este proceso de compensaciones, naturalmente se producen cambios en la morfología ósea. Si el deporte es asimétrico, no tardarán en hacerse notar las asimetrías en el deportista (en ese sentido, el tenista no es muy diferente del violinista). 

Esta problemática ha sido el punto de origen (luego lo ampliaría al público en general) para la creación del Stretching Global Activo. Ph. E. Souchard ideó un método centrado en un sistema de cadenas musculares y sus compensaciones (ya abordado anteriormente por Mézières). A través de estos ejercicios, los músculos recuperan su función original y deja de ser necesario el trabajo de aquellos que estaban supliendo a otros. Se trata de estiramientos globales: la globalidad nos permite abordar el conjunto de cada cadena muscular, en vez de estirar sólo un segmento de ella.

Dalila Yentel
Directora
POSTURALMENTE

Para consultas: posturalmente@gmail.com